sábado, 12 de julio de 2008

I`ll take you there.


-¡Mil quinientos y no más! – aulló la vieja detrás del mesón, mientras ojeaba los libros.
-¿Bromea?, están nuevos, ¡y son tomos escolares muy pedidos!- grito un poco mas fuerte Francisco, mientras yo observaba desde la puerta, simulando muy poco interés. Lo cual hacia de mi persona alguien mas interesante a simple vista.

Salimos de la Librería menos pobres de lo que entramos, mil quinientos hacían mas entretenida una tarde en la gran ciudad costera. Francisco para variar se quejaba de que su casera cada vez le daba menos dinero.

-no te sorprendas – le dije – las cosas últimamente están mal, y solo nos debemos conformar con tener el dinero para beber y sus cigarrillos correspondientes.

Al pasar por algunos negocios, la gente miraba como si hubiéramos salido de algún internado, o por lo menos de una de esas películas de gangster. Pues en parte seriamos unos con muy poco dinero, y con ganas de vivir lo que nos ofreciera el día. De todas formas capeé el frío bajo mi abrigo, mientras mi sombrero iba contra el viento.

- ¡lloverá! – exclamó Francisco mientras entraba a una tabaquería.
Yo de nuevo me quedé afuera, sentado en el borde de la vereda. De improviso me di cuenta que mis zapatos tenían una mancha blanca, “pintura” me dije.
Comencé a indagar el momento exacto en el que pude mancharme. Y pensé. Y pensé. Y pensé.


“CRASH!”, escucho, me asusto, volteo. Francisco, muy delgado y con sus pantalones sujetos de los tirantes, dejando ver los calcetines al limite de los zapatos, forcejea en la puerta con el que parece ser el dueño de la tienda. El grita, y entre garabatos entiendo: CORRE MALDITO IDIOTA!!.

Tomo un fierro que reposa al costado de la acera y creyéndome en cierta manera el bueno de Cliff , arremeto contra el mostrador de la tabaquería, dejando una lluvia de vidrios por la calle.

Y corro como alma que lleva el diablo. Francisco también lo hace, aunque escucho jadeos muy notorios a mis espaldas.

Nos escondemos en un callejón, ya a muchas cuadras del lugar, cabe decir que no tengo idea que paso, y realmente me parecía muy entretenido romper aquel vidrio, además sirvió para que el dueño se hiciera para atrás de una buena vez.

-¿me podrías decir que mierda es lo que pasó allí? – dije mientras volvía a revisar la mancha de pintura blanca sobre mi zapato.

-encontré muy caro todo, además, preguntó mi edad, y mis 17 años no le parecieron suficientes. Viejo tacaño.

-¿y que hiciste? – intervengo con saliva la mancha, y parece funcionar.

-me tire encima de la caja registradora, mientras el hacia unas cuentas – francisco saca de sus bolsillo unos cuantos billetes arrugados.

-¿eso es todo?.
-en realidad no, también saque algunas cajetillas del estante- del otro bolsillo de la chaqueta 3 botones saca unas cajetillas de Marlboro – Estuviste muy bien con el vidrio.

-gracias, me salió del alma.


Mientras compramos unas botellas, vemos nerviosos como la policía ronda el lugar, posiblemente ni siquiera en busca de nosotros, no se preocuparían por unos chicos bien vestidos que le robaron unos cuantos billetes a un viejo, y 6 cajetillas de cigarros. El alcohol se nos hizo barato, y partimos a sentarnos al borde costero, la costa es nuestro mejor refugio en estos casos.

Nos sentamos a beber, yo me preocupo de abrir la botella con los dientes, Francisco cierra los ojos, y respira muy hondo, parece cansado.

-hoy tuvimos suerte, no nos alcanzaron, y lo que es mejor: no llovió – dice, yo dejo salir una risa llena de sarcasmo.

-tenemos lo que queremos colega…
-mmm, voy a mear – Francisco se levanta y camina unos metros hacia un poste. Yo observo el mar, medio escondido en el banco de este mirador al amplio horizonte maritimo. Se encienden unas luces.


Miro lo que puedo, parecen ser las luces de un furgón, veo a Francisco con las manos en alto. De seguido veo bajar unos policías del auto, parecen reconocerlo, uno toma la radio y habla cosas que no logro escuchar, mientras el otro esposa a mi hermano. Aun no me han visto, y parecen no poner mucha atención, yo permanezco escondido.

Se lo llevan. Hoy no parece ser una buena noche para un Rude Boy. Sarcásticamente, comienza a llover.