Sentada al borde de la azotea
pensando en abismos imaginaros,
juego a pisotear hormigas parlantes...
Jamás me he sentido bien en casa,
talvés nunca cumplí con sus espectativas,
mis constantes cambios de ánimo
y mis extaños conceptos sobre el mundo
nunca pudieron encajar
con sus ideas de "familia feliz"...
Me creía más alegre,
me sentía mejor persona...
Alonso dando marcados pasos
sube las escaleras interminables,
cada peldaño que pisa
me resuena más fuerte en la cabeza...
Al aprecer no son buenas noticias,
no puedo descifrar lo que refleja su rostro,
pero estoy segura que no es igual
al de todas las mañas sabatinas,
aunque al menos ver una cara amigable
puede mejorar este maldito día...
Le pregunto qué pasa,
por qué subió tan acelerado,
pero nisiquiera me da boletos,
no emite reacción alguna
al escueto interrogatorio...
-Sólo quería respirar- dice,
pero desde que éramos pequeños
nunca supo mentir,
ni la más absurda excusa a mamá
para que nos dejara venir a este lugar...
-Bueno, y me vas a a decir lo que te pasa?!-
le grito harta del tedioso comportamiento de mi amigo.
-Pasa que... pasa que tu viejo salió furioso del edificio
y tu mamá por ir corriendo tras de él
cruzó la calle así sin más
cuando de pronto un auto pasó soplado
y le alcanzó una pierna.
-Y pretendías quedarte callado, idiota!!-
le dije con ganas de patearle la cabeza.
-No quería que te pusieras mal,
ya tengo todo solucionado abajo
y tu mamá está bien, no fue tan grave.
Me intenta calmar
pero él sabe como destesto
que me ocualten las cosas...
Quiero bajar a ver como está mi vieja
aunque lo que más odio de ella
es verla llorar por ese señor
que no merece ni la más mísera compación...
Sólo me queda recostarme en las heladas baldosas de siempre...
.
.
.
Me agrada este lugar,
debe ser porque de pequeña
quise estar más cerca de las nubes
y poder sentir la lluvia más densa
caer por mi espalda...
Lamentablemente las polillas
son demasiado ingenuas
y las lámparas nunca podrán brillar
como el jodido sol de hoy...*