El humo convirtió esta noche en día...
La ciudad está en llamas
y yo sigo aquí sentada
en el mismo sillón de mimbre
desgastado, oxidado al igual que mis huesos,
todo en este lugar se está pudriendo
junto con mis años que ya hasta perdí la cuenta...
El gato me observa por un segundo,
también le pasan los años al animal,
aunque nosé si un ser vivo me podría alcanzar.
Se hastía de mirarme y sigue durmiendo,
parece que el tiempo le pasa por sobre la cola...
No entiendo por qué aun
permanezco atada a este rincón,
pronto serán veinte años
y sigo aterrada todas las noches
por no saber si a la siguiente
estaré mirando el crucifijo sobre mi cabeza...
Mis ojos poco a poco se van secando,
los pies me están hundiendo,
la piel se está desgarrando
y mi corazón, en cenizas se transforma
por cada segundo que el reloj vomita...
En cenizas al igual que la ciudad
cubierta bajo el humo tóxico de mi descontento
incendiándose...incendiándose todo
como en este último respirar...*