Navidad. Nunca ha sido una fecha muy querida por mí, uno se levanta temprano para preparar las cosas, y te acuestas tarde con un par de calcetines nuevos y pensando en que harás al día siguiente para huir de la programación navideña de la TV.
Hace un tiempo me dedicaba a envolver regalos en una tienda céntrica aquí en Valparaíso. Me sorprendía como la gente, a pesar de estar contagiados por el espíritu navideño (si es que existe), se sentía en el derecho de putearte y exigirte que la atendieras como si no hubiera regalo más importante que el suyo. Que no había navidad más importante que la que ellos como individuos vivirían esa noche.
La población está loca, la sociedad está enferma, y lo único que queda es sentarte con la gente que quieres y darle otro carácter a lo que hay en la mesa, y bajo ese estúpido árbol plástico lleno de chucherías. Olvidar que todavía las calles están llenas de simios luchando por un territorio o una identidad que solo el artículo caro puede darle.
Deja que vean los plasmas enormes que con suerte caben en su living, e imagínate como a la hora de un terremoto velarán primero por él, que por la abuela que tienen postrada en cama en la pieza de al fondo. Ríete porque en sus hogares hay un televisor por pieza, y sólo un libro llamado “diccionario” en su estantería, atiborrada de DVD´S de mal gusto, como “Los atletas de la risa”.
Deja por un rato que Jesús vea la estafa en la que se ha convertido su cumpleaños. Y como las caras visibles de nuestra televisión dan esa falsa sensación de “buenos deseos” en los cuales la clase empresarial y su “necesaria” mercancía se convierten en la competencia adquisitiva que cada uno de los tarados compra para después ver si es mejor que el del vecino.
¿Navidad?, bueno, si usted cree en esta y siente el apego necesario para celebrarla, allá usted. Creo que el Capitalismo ha hecho de esta fecha “familiar” un evento tan rentable monetariamente, que todos se olvidan de la propia familia. Es absurdo que yo rescate el real valor de esta festividad, no creo en ella como un ente religioso.
Pero lo pasaré con mi vieja porque a ella le gustan estas estupideces.
Y probablemente esta noche termine de escribir la parte de “Pánico: Viaje a la playa” y después duerma lo que la ansiedad me permita.
Y como escribió por allí mi amigo Diego JOJOJODANSE.