El auto enciende…y parte con un rumbo no especificado. Su cuerpo en el maletero se mueve inerte al ritmo de las curvas de la carretera, mientras unas sudorosas manos tomaban el volante.
Nervioso mira el espejo retrovisor, sus cejas y pelo canoso están empapados en agua y sudor, su respiración se hace cada vez mas pesada y quejumbrosa. Comienza a llover.
El auto se detiene en el barro y rápidamente unos zapatos negros de oficinista se bajan a abrir la maleta, la lluvia cae como un telón en una obra que acaba de terminar.
Toma el cuerpo que comienza mojarse inmediatamente, la sabana se transluce, dejando ver aquel adolescente cuerpo desnudo, con sus labios y pezones morados, la piel blanca como la nieve y muerta como el ultimo suspiro del día.
Camina rápido, con frío, angustia y pesar en la garganta. El agua recorre su espalda en una noche que ya parece el diluvio. Su carga se hace cada vez mas pesada, solo quiere encontrar el primer hoyo para lanzar el cuerpo y largarse como alma que lleva el diablo…
No lo encuentra, se desespera, ¿Dónde lo deja?, ¿Dónde lo oculta?....la respuesta llega a su cabeza como un chispazo ¿Cómo pude ser tan idiota como para no pensarlo antes?....
Deja el Cuerpo tirado y se devuelve corriendo al auto, esto le produjo mucha mas inquietud, queriendo terminar con este incomodo hecho lo antes posible, abre de nuevo la maleta, y con cara de obviedad, saca una pala…el terreno esta blando…será muy fácil.
Corre de nuevo a buscar el cuerpo, que yace embarrado a unos metros…su torpeza lo delata, y tropieza de bruces en el lodo.
Se incorpora, comprobando estar todo lleno de lodo, su camisa y sus pantalones bien planchados están arruinados...y para que decir sus zapatos, caros e impecables, ahora se pudren por la humedad bajo la capa de tierra mojada.
Y bajo la misma lluvia comienza su trabajo, al cabo de dos largas horas logra su propósito, un hoyo lo suficientemente hondo y largo para un cuerpo delgado de 1.65. Con rara delicadeza lo toma y lo zambulle en su improvisada tumba…y comienza a tapar, trabajo que hecho con una frialdad horrible y sicopatica, no duro más de media hora.
Ya listo el trámite, el se persigna y con la voz temblorosa balbucea:
-descansa en paz…