jueves, 18 de septiembre de 2008
Carlos y sus recuerdos.
Carlos juega con el sueño frente al televisor, echado en el sillón forrado de tela naranja. El mismo sillón donde revolcaba su amor y sus jugarretas sucias con una chica ya lejana .
El sueño se confunde con las voces televisivas del canal estatal, en medio del sonido de fax que lleva grabado en la mente. Dormita en sus jugarretas, revive los recuerdos.
Cierra los ojos, robando mas aún los flashes de piel ebria de la noche en que el alcohol lo hizo amar.
Y allí está ella, con sus piernas en pantis envolviendo con mirada de gato su figura cómplice del deseo que volvía al cuerpo de Carlos.
No quiso hablarle, pues el silencio se acomoda entre las luces que comienzan a encenderse y apagarse en un juego macabro. La pieza se desvanece en la luz/oscuridad .
Se levanta del sillón, comprobando que ella sigue allí. Mientras todo parece volver en calma, la habitación quedo definitivamente en oscuridad. La televisión está congelada, y la imagen se repite una y otra vez en una jugarreta de lo mas cinematográfica.
Tomó una de las pocas sillas que quedaba, pues todo parecía huir del escenario, solo quedaba ella, sentada, mirando como Carlos con una normalidad perturbable se sienta y enciende un cigarrillo.
-¿Qué haces aquí? - Preguntó, mientras la fémina comenzaba a sonreír bajo la luz que venia de las calles y entraba curiosa por la ventan. Solo la luz de las calles no desaparecía de toda la escena que se formaba. Solo la luz no se desvanecía de los recuerdos que ahora se hacían realidad.
3 cigarrillos, y ella no daba señal de querer hablar. Ya todos los objetos de la pared habían desaparecido, y el reloj ya no sonaba, dando muestras de que el tiempo ya no era aplicable en el universo, ni siquiera el tiempo era importante. Carlos se vio sentado en el suelo, luego de que la silla se hundiera en las baldosas.
-Me mataste, ¿sabes? – Carlos comienza su descarga directa – me mataste cuando te fuiste, y me mataste solo por irte con otro.
-lo se, pero tu sabias que esto terminaría así?
-¿me estoy volviendo loco?, tu no deberías hablarme.
- yo estoy acá Carlos, tu lo pediste.
-claro, pero, pero los recuerdos no hablan, solo se quedan allí, esperando por desaparecer.
-yo no quiero morir, no quiero desaparecer. Me gusta que me construyas en cada momento que caminas y vas al baño. Incluso cuando bebes aquel alcohol barato y adolescente.
-¿Qué quieres?
-no tengo la facilidad de contestarte eso. Formula otra pregunta.
-mierda, siempre fuiste tan exigente.
Silencio, Carlos nunca había hablado con sus recuerdos, y difícilmente sabia que hacer frente a estos.
-tu pediste que yo me fuera, Carlos – la chica comenzaba a romper por si sola el hielo.
-¿yo?, ¿fue mi culpa?
-me gusta creer eso, ¿sabes?.
-por mi rabia, debería matarte, para que así desaparezcas con toda tu idiosincrasia.
-Pierdes el tiempo.
-contigo lo perdí.
-no seas tan duro, yo soy parte de ti, ¿recuerdas?.
La luz se enciende, la habitación esta en blanco. Todo ya había desaparecido, excepto el sillón y ella.
De nuevo la oscuridad.
-contigo matare todos mis fantasmas – balbucea Carlos, mientras busca algo que fumar.
-tendrías que haberlo pensado desde un principio. De nuevo te pierdes en soluciones pendejas.
-yo ya no te quiero.
-yo te dije eso primero.
-Pues ahora te lo digo yo.
Ella comienza a llorar, y Carlos siente como la vista se le va, fundiéndose en la oscuridad . Todo parece terminar rápida e indoloramente.
Su llanto desaparece, y comienza a temblar. La habitación surge de nuevo, y la televisión lanza ese pitido de fin de trasmisiones.
Carlos suda como un cerdo, y agitado se levanta. Solo fue un sueño, desde un principio el lo supo. El sueño mas absurdo en años.
Pesadamente se dirige a escribir.
sábado, 12 de julio de 2008
I`ll take you there.
-¡Mil quinientos y no más! – aulló la vieja detrás del mesón, mientras ojeaba los libros.
-¿Bromea?, están nuevos, ¡y son tomos escolares muy pedidos!- grito un poco mas fuerte Francisco, mientras yo observaba desde la puerta, simulando muy poco interés. Lo cual hacia de mi persona alguien mas interesante a simple vista.
Salimos de la Librería menos pobres de lo que entramos, mil quinientos hacían mas entretenida una tarde en la gran ciudad costera. Francisco para variar se quejaba de que su casera cada vez le daba menos dinero.
-no te sorprendas – le dije – las cosas últimamente están mal, y solo nos debemos conformar con tener el dinero para beber y sus cigarrillos correspondientes.
Al pasar por algunos negocios, la gente miraba como si hubiéramos salido de algún internado, o por lo menos de una de esas películas de gangster. Pues en parte seriamos unos con muy poco dinero, y con ganas de vivir lo que nos ofreciera el día. De todas formas capeé el frío bajo mi abrigo, mientras mi sombrero iba contra el viento.
- ¡lloverá! – exclamó Francisco mientras entraba a una tabaquería.
Yo de nuevo me quedé afuera, sentado en el borde de la vereda. De improviso me di cuenta que mis zapatos tenían una mancha blanca, “pintura” me dije.
Comencé a indagar el momento exacto en el que pude mancharme. Y pensé. Y pensé. Y pensé.
“CRASH!”, escucho, me asusto, volteo. Francisco, muy delgado y con sus pantalones sujetos de los tirantes, dejando ver los calcetines al limite de los zapatos, forcejea en la puerta con el que parece ser el dueño de la tienda. El grita, y entre garabatos entiendo: CORRE MALDITO IDIOTA!!.
Tomo un fierro que reposa al costado de la acera y creyéndome en cierta manera el bueno de Cliff , arremeto contra el mostrador de la tabaquería, dejando una lluvia de vidrios por la calle.
Y corro como alma que lleva el diablo. Francisco también lo hace, aunque escucho jadeos muy notorios a mis espaldas.
Nos escondemos en un callejón, ya a muchas cuadras del lugar, cabe decir que no tengo idea que paso, y realmente me parecía muy entretenido romper aquel vidrio, además sirvió para que el dueño se hiciera para atrás de una buena vez.
-¿me podrías decir que mierda es lo que pasó allí? – dije mientras volvía a revisar la mancha de pintura blanca sobre mi zapato.
-encontré muy caro todo, además, preguntó mi edad, y mis 17 años no le parecieron suficientes. Viejo tacaño.
-¿y que hiciste? – intervengo con saliva la mancha, y parece funcionar.
-me tire encima de la caja registradora, mientras el hacia unas cuentas – francisco saca de sus bolsillo unos cuantos billetes arrugados.
-¿eso es todo?.
-en realidad no, también saque algunas cajetillas del estante- del otro bolsillo de la chaqueta 3 botones saca unas cajetillas de Marlboro – Estuviste muy bien con el vidrio.
-gracias, me salió del alma.
Mientras compramos unas botellas, vemos nerviosos como la policía ronda el lugar, posiblemente ni siquiera en busca de nosotros, no se preocuparían por unos chicos bien vestidos que le robaron unos cuantos billetes a un viejo, y 6 cajetillas de cigarros. El alcohol se nos hizo barato, y partimos a sentarnos al borde costero, la costa es nuestro mejor refugio en estos casos.
Nos sentamos a beber, yo me preocupo de abrir la botella con los dientes, Francisco cierra los ojos, y respira muy hondo, parece cansado.
-hoy tuvimos suerte, no nos alcanzaron, y lo que es mejor: no llovió – dice, yo dejo salir una risa llena de sarcasmo.
-tenemos lo que queremos colega…
-mmm, voy a mear – Francisco se levanta y camina unos metros hacia un poste. Yo observo el mar, medio escondido en el banco de este mirador al amplio horizonte maritimo. Se encienden unas luces.
Miro lo que puedo, parecen ser las luces de un furgón, veo a Francisco con las manos en alto. De seguido veo bajar unos policías del auto, parecen reconocerlo, uno toma la radio y habla cosas que no logro escuchar, mientras el otro esposa a mi hermano. Aun no me han visto, y parecen no poner mucha atención, yo permanezco escondido.
Se lo llevan. Hoy no parece ser una buena noche para un Rude Boy. Sarcásticamente, comienza a llover.
martes, 17 de junio de 2008
La verdad del General Bernales.
Rene Palma, supuesto joven asesinado por encapuchados, no fue mas que victima de la violencia de carabineros de Chile, que en ese momento resguardaban el "orden".
Esto da a entender el "por qué" de la poca enbergadura que le dió la prensa a esta noticia. Y También el papél de la prensa frente a estos hechos.
Den una vuelta por este video y dense cuenta de porque el General Bernales nunca fue el general del pueblo.
jueves, 29 de mayo de 2008
Editorial Perdida: El cadaver mas grande.
Con una Educación que se vende, un sindicalismo pobre y lleno de dirigentes burócratas, y una sociedad del espectáculo completa y articulada, cimentada en las propias ideas del Capitalismo (dígase neoliberalismo).
Es difícil pensar en un País nuevo. Literariamente, un País al que la única muestra de literatura, que explayan a la juventud en los Liceos, Colegios Particular-Subvencionados, Particulares (etc.) son esos manoseados poemas de Pablo Neruda, y Maria Luisa Bombal en todas sus partes (sin querer decir que estos sean malos). Pablo Cohelo se repite en muchos cursos, y “Pregúntale a Alicia” es el fetiche de los profesores sin imaginación. ¿Cómo fomentarán la literatura y las “ganas” de leer, cuando se leen los mismo libros, los cuales muchos de ellos están obsoletos en ideas, y no tienen gran atractivo para un joven?.
Hoy necesitamos leer cosas apasionantes, algo crudo. Algo en lo que nos veamos reflejados y no seamos simples espectadores.
Kerouac y bukowski reflejarían perfectamente una realidad en una juventud que ya no quiere limites, que quiere surgir de una Generación con ideas gastadas (la cual ahoga la sabia nueva).
Mientras Baudelaire, o incluso De Rokha, sería mas apasionante que el bacalao gordo de Pablo Neruda con su voz gangosa y lenta, leyendo los poemas mas tristes de su airada noche. Lamento dar datos tan manoseados sobre el nobel chileno, pero les aseguro que a ese poeta tan querido en la clase Alta chilena, y tan desconocido para la clase Social que vive frente al televisor con el mega dando Mekano (¿aún existe?).
Pablo Neruda está muerto, no comas su cadáver.
Cuesta escribir en este teclado, probablemente si publico esto nunca me gane un fondart.
Chile no es un País de Poetas, es el País del miedo a las ideas nuevas. Del miedo a la Literatura real.
No a los artículos de culto!. De esa manera podremos todos leer en paz.
lunes, 12 de mayo de 2008
Loka Narrativa: The Prince
No necesité mucha cabeza para darme cuenta que la noche anterior me había excedido con las botellas.
Y es por eso que nuestra juventud se paga con resaca. Entierro mi rostro en el almohadón, y recuerdo exactamente -retorcidamente- lo que ocurrió aquella noche. De lo siguiente no me hago responsable.
Uno, y con esto terminamos.
La noche se achacaba en la neblina, mientras unos pokemones al otro lado de la plaza bailaban extrañamente, por no decir que parecían el team “vergüenza ajena”. Con la mirada seguí por un momento un furgón de carabineros, que aparecía rauda y alarmantemente por una esquina.
Carlos acababa su cigarro y echaba el humo hacia el cielo, como si quisiera convidarle un poco a las estrellas. Camila rastreaba su aburrimiento, y con repetitivas miradas invitaba a ir por allí a patear basureros, o ocuparnos de algo que no fuera ver como el grupo de pseudos inadaptados, que estaba al frente, se divertía mas que unos pendejos progresistas como nosotros.
Entonces nos dispusimos los tres a caminar por el centro, algo nos podía ofrecer la ciudad en medio de toda esta oscuridad.
Viña yacía en el total silencio, y decidimos comprar alguna cosas “buenas” y dirigirnos a la playa. Mientras me acomodaba en las rocas del casino, Carlos comenzó sus discursos existencialistas, yo me esforzaba tratando de abrir la botella con la boca .
-¿no han pensado en donde estaríamos ahora si la noche no existiera?
-esa es la pregunta mas estúpida que pude haber escuchado – exclama Camila, yo suelto una carcajada mientras lucho con la tapa medio congelada.
-¿estúpido?, vamos, si en realidad lo piensas, tiene un maldito sentido.
- lo es, si no existiera la noche, probablemente, ni siquiera tu existirías – digo mientras escupo la vencida tapa, y bebo el primer sorbo.
Claro que era estúpido, sin la noche, no hay día, por lo tanto suena tonto tratar de pensar en
Carlos seguía corriendo por los bordes, y yo cantaba como un idiota The prince de los Madness, no quiero recordar mas allá de eso, pero tampoco puedo pasar por alto la sensación de sentirme digno de mi juventud. No se nos pide pensar mucho. Y si pensamos somos dignos del mundo.
Cuando aun amanecía, Carlos ya no podía caminar mas, Camila echaba improperios hacia un enemigo inexistente, y yo sentado miraba mis zapatos mientras sujetaba mi sombrero. A decir verdad no tengo idea si amanecía, solo que bajo mi chaqueta no sentía mayor frío, al diablo, ni siquiera recuerdo bien ese detalle.
Camila se acurruco en mi hombro, y Carlos roncaba como una vaca apoyado en la banca de
-Que hora es?.
-ni idea, Camila se fue.
-¿adonde?.
-a casa.
-¿la dejaste irse sola?
-golpea mas fuerte que yo.
-pues tienes razón Rude…- Carlos se levanto, y camino un poco- ¿no vendrás?.
-no caminamos para mismos lados, solo vete, estoy demasiado mareado para convencerme de caminar.
Carlos desapareció, y quede solo en aquella plaza. No me costo mucho llegar hasta casa.
De todas formas la noche me devolvió sano y salvo, Pero todo esto me costó una resaca.
lunes, 14 de abril de 2008
Poema Del Abandono
Pierdete
Boca seca y risas incoherentes.
felicidad intantánea...
y olvido.
El análisis al carajo...
la meditación del hombre por el hombre,
no existe.
Solo la destrucción
y la Autodestrucción
Perpetúan
la verdad.
Verdad de que
no podemos
ser
felices
por nosotros
mismos.
lunes, 11 de febrero de 2008
Loka Narrativa: Oscuridad
Miro detalladamente la ventana, la lluvia cae sin compasión sobre esta ciudad maldita, la radio sigue encendida.
Pesadamente me levanto a buscar unas velas guardadas debajo del oxidado lavaplatos de esta vieja pensión del puerto de Valparaíso.
Abro el compartimiento de las cañerías. Saco el humedecido paquete de velas, y a ciegas busco los fósforos.
Apenas pude bajar las ruidosas escaleras para llegar a la cocina, al parecer soy el único que está despierto, y por lo tanto el único que necesita de luz esta fría noche.
Enciendo un fósforo, pero éste se apaga con la agitada respiración que desprendo, nunca me gustó la oscuridad…desde pequeño que le tengo miedo...nunca he podido superar aquel suceso que me determinó a ser cobarde por toda mi vida.
Vuelvo a encender otro fósforo, éste lo tapo un poco con mi mano para que no se tope con mi aliento, enciendo la vela sin problemas aparentes, pero de un momento a otro vuelve la luz, lo noto por que la puerta abierta de la habitación donde me alojo se ilumina de repente. Apago la vela y la tiro a un lado con un poco de vergüenza, si hubiera sido un poco mas paciente, no habría tenido que exponerme a mis traumas de infancia.
Me siento en frente del escritorio, la pieza huele a humedad, bueno, huele así todos los inviernos. Cabe decir que vivo aquí desde que quede en la facultad de Ciencias Sociales de
Cigarrillos: 20…
La cajetilla completa en menos de dos horas, mis manos apestan a tabaco, no pude dormir en toda la noche, las gotas golpeando los recipientes metálicos puestos en el piso se han ocupado de prolongar mi insomnio, por supuesto, estoy insinuando que tengo goteras.
Como ya no tengo nada que fumar me levanto buscando algún pucho arrugado en mis pantalones…nada.
Ya está amaneciendo, un tono azul baña toda la habitación (ahora podré levantarme sin miedo), también hace dos minutos que dejo de llover. Tomo el recipiente lleno de agua, abro la puerta y me dirijo al baño.
Abro la tapa y tiro toda el agua de lluvia por el caño.
Me recuesto boca abajo, mi almohada huele mal, ultima vez que fumo en la cama. Es sábado, como no tengo mayor vida me puedo quedar acá todo el día, de todas formas nadie se dará cuenta de que falto en alguna parte.
Eso quiere decir, si tengo algo que hacer, nadie se dará cuenta de que no lo hice, eso acompañado a que tengo muy pocos amigo (uno, los demás ni siquiera me hablan ), y por razones obvias no tengo novia (excepto esa gata blanca con manchas anaranjadas que descansa en mi ventana todas las tardes soleadas de domingo).
Todos estos datos adjuntos significan que no tendré panorama nocturno…ya no salgo en la noche, hace 13 años que no salgo de noche, suelo encerrarme en mi pieza y a fumar mucho, últimamente he recurrido a mi viejo computador para abastecerme de compañía…
La ventana se abre de golpe en la pieza de tono azul, me levanto a cerrarla, entonces ese recuerdo olvidado a la fuerza vuelve a recorrerme la espalda y a causarme ese frío que no sentía desde aquel día…
“Uno”
Todo paso un día cualquiera en esa calle sin pavimentar, en la aburrida ciudad de San Felipe.
Mi casa era de color roja con verde, todos los días –recuerdo- jugaba a la pelota con un vecino que se llamaba Mateo. El siempre llevaba puesta una polera del Colo-Colo, ese equipo del cual mi abuela decía que sus hinchas eran unos salvajes desadaptados, que lo único que hacían era dejar la cagada en Santiago y rayar las paredes. También me juntaba con
Para mi el mayor espectáculo por ese entonces era ver como se bañaba Karen completamente desnuda…claro, ella era un año mayor que Mateo, ambos teníamos 12 años.
Mateo siempre me decía que su hermano mayor, que se llamaba Alejandro (en total eran tres hermanos, de los cuales Mateo era el menor), llevaba mujeres a la casa, quienes la mayoría de las veces eran compañeras de curso, el Hermano de mateo tenia 19 años, ellas gritaban toda la noche.
Conociendo estos antecedentes de parte de la familia de Mateo, no creí necesario decirle todo lo que hacia los días sábados en las mañanas, ni tampoco hacerle saber de los hermosos pechos que desarrollaba su hermana mayor, claro, de todas formas nunca se lo hubiera dicho.
En cuanto a mis padres, bueno…yo me trataba de convencer de que todo iba bien, de que en todas las familias era normal que el padre llegara ebrio todos los días, que te mandara a acostar violentamente, y que de allí solo escucharas discusiones en las cuales tu madre, a la que querías como a ninguna otra, nunca saliera ilesa. Pero bueno los demás datos de los cuales yo podría hablar solo son eslabones de una cadena oxidada en mi mente.
“Uno y medio”
Cierro la ventana, por un momento me asuste, creí que alguien venía por mi, como aquella noche…
No se si deba contárselo a ustedes como si fuera muy normal, incluso, creo que no es de su incumbencia saber los hechos que mataron mi infancia, claro, cerrada la ventana no es necesario tener que volver a contar mis traumas…ni tampoco hablar solo como lo he hecho hasta ahora.
Logre dormir por unas horas mas, me encuentro con la cabeza apoyada en la almohada, el pelo me cubre los ojos, no tengo idea de cómo pude vencer el nerviosismo de la pequeña salida a la oscuridad de la noche, y el no poco considerable susto que me dio el golpe de la ventana contra la pared, al mismo tiempo que las cortinas se arquearon por el viento dándome la idea de que alguien entraba a la pieza, de que alguien venia a buscarme, o peor, que mi Padre venía a buscarme como aquella maldita noche de miércoles.
“Dos”
Todo seguía rutinariamente, si es que cuando eres un infante en potencia eres capaz de llevar una rutina estable, bueno, la verdad no lo se, pero eso no viene al caso en este momento.
Había dejado de de jugar esa tarde con Mateo, su madre lo llamaba muy temprano, ya que sabia la naturaleza de las reacciones de mi padre, quien llegaba sorprendentemente ebrio a las siete de la tarde, a mi me entraba a golpes a la casa, y seria la misma historia de siempre…ya lo quisiera yo.
Esa tarde entré a la casa para evitar la vergüenza de que te entren a golpes y gritos delante de todos en la calle…lo admito, me daba una vergüenza extrema. Entonces entré y me senté en el comedor, tome un Batman que tenia solo un brazo, dado que lo había pisado sin querer cuando me bajé del montón de madera en el cual me encaramaba para ver desde el hoyo del muro el Show de Karen al otro lado.
Mi padre llego como siempre, pero esta vez en vez de gritarme que me fuera a la pieza, me tomo de la polera, violentamente me arrastró hasta la pieza y me lanzo allí, no sin antes propinarme un par de patadas mientras mi madre le gritaba que era un maricón, un cobarde.
El cerró la puerta de un golpe y me quede solo llorando.
Pase 2 horas encerrado en mi pieza sin escuchar lo que pasaba afuera, dado que me tapé los oídos con las manos mientras tarareaba una canción de los Prisioneros, la cual había escuchado por que Alejandro, el Hermano de Mateo, la ponía a todo volumen cuando llegaba del liceo.
Ya era de noche, deje de tararear, y decidí mantenerme atento a cualquier ruido que me digiera que todo había terminado, como mi madre sollozando en la otra habitación, o algo por el estilo…no escuché nada.
Me quede quieto…
La puerta se abrió de golpe, una brisa helada entró en la habitación, y con ella entró mi padre, su camisa tenia manchas de sangre, lo que me hizo saber que esta vez le había hecho daño a Mamá. Me tomo del brazo, el no decía ni una palabra, yo le gritaba que por favor no me golpeara, entonces me tiro a la habitación de ellos, miré hacia la cama y allí estaba mi madre con un corte en el cuello y varias puñaladas en el vientre. Me quede inmóvil, el se me acercó y me empezó a dar de patadas en el estomago, mientras yo le gritaba palabras que ahora no recuerdo.
Cuando se canso de golpearme apagó la luz de la pieza y cerro la puerta dejándome encerrado, me levante de golpe y comencé a gritarle que me dejara salir, el miedo, la desesperación y la angustia me mantuvieron en la total histeria.
Estuve a oscuras toda la noche, incluso, toda la semana que estuve allí. De noche no me atrevía a encender la luz, siempre le tuve miedo a los muertos…y de día cerraba los ojos y escuchaba las moscas bolar cerca de mi.
En los últimos días el olor no me dejaba dormir, créanlo…era insoportable, y al mismo tiempo lo era pensar que lo que olía era mi madre.
Me encontraron los Carabineros por una denuncia que habían hecho los vecinos por el mal olor, sentí cuando forzaron la puerta, no podían creer que había un sobreviviente en medio de aquella podredumbre, incluso uno de ellos vomitó al entrar. Me tomaron en brazos y me sacaron a la luz, mientras los curiosos se acumulaban alrededor de la casa, vi a Mateo y Karen entre la muchedumbre me miraban con esa cara pasmada, pálida por el frío. Los periodistas amarillistas sacaban fotos, mis ojos se encandilaban con los flashes.
Según supe, mi padre se colgó al entrar en conciencia de los que había hecho, por eso era el olor extremo. Quede a cuidado de mis abuelos maternos, no hable durante un año, los doctores me examinaban, pero yo en ese lapso no dije ni una sola palabra.
“Dos y medio”
Me levanto, ya es de día totalmente. Lavo mi cara y salgo de la pensión, y la luz del nuevo día me saca de la oscuridad.